Charla erótica con una chica recién conocida
Esta historia sucedió un sábado que salí a ligar solo sin mi ala (por algunas dificultades, tenemos meses sin abordajes en pareja):
En la mañana estuve en un centro comercial sin ningún éxito, mis acercamientos fueron un poco descalibrados. Sin embargo, no me sentía tan mal, debido a que conozco muy bien mis miedos y sé que cuando encaras mujeres, cada chica nueva que conoces refuerza tu confianza.
Fui a un segundo centro comercial en la tarde, con iguales resultados. Realmente estaba descalibrado por tanto tiempo sin conocer mujeres. Pero ese día, justo al finalizar la jornada, subí al tercer piso del centro comercial a tomarme un jugo antes de retomar a casa sin nada en concreto. Así que me senté en un mueble donde había dos personas, una chica y un hombre.
Yo me senté en medio de ellos y me recosté cómodamente a leer un rato.
Sabía que al lado estaba la chica, pero no había deparado en ella hasta que el hombre se levantó y la chica me habló:
—¿Han de ser las 4 de la tarde?
—¿Cómo dices? Dije haciéndome el interrumpido y mirándola fijamente.
—Qué debe ser tarde...
Entonces miré el reloj y respondí:
—Son pasadas las 4.
Volví a mi teléfono porque ya me conozco ese juego. De solo observar la chica, sabía que estaba impaciente, así que supuse que era una de esas a las que dejan plantadas. Por lo que dejé que ella jugara su juego, ya que sabía bien que ella era la necesitada y porque conozco bien hasta dónde llega una mujer plantada.
—¡Dios es bastante temprano! Dijo después de un largo silencio. Yo hice como que no escuchaba y seguí leyendo. A decir verdad, no es que quisiera jugar indirecto, solo quería que ella "soltara bastante cuerda", tomara confianza en mí, para después lanzar mi artillería.
Después de un minuto levanté la mirada y me le quedé observando fijamente. Su rostro tenía algunas pecas, sus labios estaban un poco secos, pero eran carnosos. Ella igual me sostuvo la mirada hasta que sonrió y dijo ¿Qué pasa?
Yo solo respondí:
—La verdad pienso que él ya no vendrá y que te ha dejado plantada.
Ella se rio y replicó:
—No estoy esperando a nadie.
Yo sonreí y seguí en el teléfono y ella volvió a hablarme:
—Realmente estoy esperando que sean las siete de la noche que es cuando sale mi vuelo.
En mi mente se encendió un bombillo y cuando la observaba empecé a decirle mentalmente: «Te voy f*llar antes de que te vayas».
Cita instantánea
Siendo honesto, quería c*ger ese día, así que me decidí a tratar de llevarlo a cabo, de ir lo más lejos posible, hasta su rechazo o el sexo. Por ende, la invité a tomarnos algo. Puesto que ella se veía bastante receptiva, a lo que me respondió crudamente:
—No.
Fue un no contundente, pero no me dejé desanimar, así que le insistí:
—¿Estás segura? Pues estábamos hablando bien...
Pero ella respondió:
—Estoy segura, la verdad no quiero nada.
No lo niego, me desconcertó, pero por dentro pensé «Da igual, aquí ya terminó todo, no habrá ruego que valga, mejor voy por otra». Supuse que era una tontería no haber tratado de escalar allí en vez de dejar que la charla trivial aflorara, pero ya era muy tarde. Así que me levanté y dije ya resignado:
—Bueno, yo sí me voy porque tengo bastante sed.
Para mi sorpresa ella se levantó, pero creo que por impulso, ya que había cierta conexión por la charla y las miradas. Yo tomé mi bolso, lo puse en la espalda y ella preguntó:
—¿A dónde irás por tu jugo?
—Allí. Dije señalando el lugar donde venden jugos ¿Vas ir?
—Ok, pues vamos.
Vale destacar que en el momento en que ella se levantó, lo primero que vi es que era más bajita de lo que se veía, pero que tenía un buen trasero. Así que caminé hasta la juguería y nos sentamos frente a frente tomándonos los jugos. Había charla trivial pero una gran tensión.
Rock es modo uno
Mientras la miraba mi deseo aumentaba, ya que le decía mentalmente «sé que también deseas f*llar» y la imaginaba en todas las posiciones posibles, ella me levantaba las cejas y sonreía muy coqueta, aunque a la vez la invadía una especie de impaciencia, estrés o inquietud, el mismo que me llevo a pensar que estaba allí plantada.
Así que le dije:
—Mira, nada es temporal, no importa lo que pases, solo disfruta el momento.
Me dijo que no deseaba hablar de lo que le había pasado, lo cual no era bueno y realmente no quería ir hasta su ciudad, pero estaba obligada a hacerlo.
Los jugos se terminaban y yo estaba listo para dar la estocada final, así que la miré de nuevo perversamente y ella sonrió y preguntó:
—¿Qué?
—Estoy pensando en lo rico que puede ser c*ger contigo.
Sus ojos se abrieron sorprendidos y un poco asustados. Sentí que ella sintió como si un valde de agua fría le cayera encima.
—¡¿CóMO DICES?!
—Opino que debe ser rico coger contigo.
Ella no daba crédito y me siguió mirando, yo igual la miraba serenamente, como si nada. Nuestras piernas chocaron y ella al final me dijo sonriendo coquetamente.
—Si tú lo dices debe ser cierto.
—¿Qué opinas tú de eso?
—Que por algo lo habrás dicho.
—Sí es que tienes un c*lo rico.
—Vaya, pero sí que me lo viste ...
—Sí claro, cuando te agachaste en el mueble se te vio todo.
—jajaja y ¿por eso me has mirado así?
—Sí, porque en mi mente estaban pasando muchas cosas.
—¿Sí?
—Estaba rebotando en ese c*lo.
Ella me miraba muy coqueta, sonriente y sorprendida a la vez ¡Joder, esa ceja levantada me ponía a mil! Pero aquí debo reconocer el error de no sentarme al lado para besarla y hablarle al oído. Confieso también que mi charla erótica no era la mejor.
Mi error
Pero mi error más tonto fue mencionarle a dicha chica que a las 5 de la tarde se formaba bastante tráfico, así que ella me lo preguntaba varias veces.
Yo me levanté y le dije:
—Vamos, caminemos un poco. Ella me siguió y digo que me seguía porque literalmente iba detrás de mí. Mi idea era sacarla del centro comercial y llevarla a un hotel al lado, ya que ella se veía receptiva. Hasta que de repente dijo:
—Espera ¿Qué hora es?
—4:40
—Vaya, entonces busco también mis maletas porque no quiero quedarme en el tráfico.
Entonces nos despedimos.
Reflexión final
Al final era la primera vez que usaba charla erótica y honesta en una mujer que conocía el primer día. Por ende, no esperaba que saliera perfecta, creo que todo fue bien, pero mi error fue no haber escalado en el mueble. Allí había podido serle honesto y directo. Pienso en ello porque cuando la invité siento que activé un interruptor en la chica, pero donde se apagaba esa tensión.
Al final me fui contento porque probé que la charla erótica funciona siempre que se haga con confianza y que literalmente puedes f*llar con mujeres que conoces en un mismo día. Así lo sentía, aunque también percibía que mi charla era muy novata y que ella necesitaba estar más caliente:
Por supuesto, si le hubiera hablado al oído, la hubiera besado y hecho una propuesta concreta, sin duda hubiera podido llegar más lejos. Además, si no hubiera mencionado lo del tráfico, la hubiera llevado de ahí a unas cervezas, había podido calentarla mucho mejor.
Lo de la invitación explicita para tener sexo fue algo que debí haber hecho, pero en la tensión del momento lo olvidé.
¡Pero todo son experiencias y valen oro! Espero en las próximas interacciones perfeccionar estas charlas.
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